Ora Washington: la «reina» del tenis y dos deportes que el mundo olvidó
Existen en el tenis muchas grandes leyendas. Pero pocas lograron dominar tanto otro deporte y ser tan poco reconocidas como Ora Washington. La mayoría de los seguidores del tenis y del deporte en general quizás no hayan escuchado hablar nunca de esta mujer, que fue considerada sin embargo la mejor deportista de la primera mitad del siglo XX y brilló mucho antes de otras glorias que la sucedieron como Serena Williams.
«Fue la primera gran atleta negra en dominar un deporte», dijo alguna vez Arthur Ashe, la leyenda del tenis y primer jugador afroamericano en ganar un Grand Slam entre los varones. Pero no solo hizo eso, sino que llegó a dominar otro deporte: el básquetbol. Aunque su vida, y también su muerte, pasó desapercibida por mucho tiempo.
¿Quién fue Ora Washington?
Ora Washington nació entre 1898 y 1899 en una comunidad llamada File, en Caroline County, Virginia. Allí creció junto a su familia en una granja en la que el principal medio de producción era el tabaco. Tras la muerte prematura de su madre, decidió salir de su hogar y partió a Philadelphia, donde vivía con su tía Mattie y trabajaba como servicio doméstico.
En la Asociación de Jóvenes Mujeres Cristianas conoció el tenis y comenzó a competir en 1923. Fue campeona de la Asociación Americana de Tenis a nivel individual entre 1929 y 1935, y también de dobles del 25 al 36. Pero nunca pudo competir en torneos de Grand Slam. Hasta la década del 50, las mujeres negras no jugaban el US Open.
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En 1930 se mudó a Chicago, donde trabaja como mucama y empezó a brillar en el básquebol. Jugaba para las Tribunes, equipo patrocinado por el principal periódico de la ciudad. Fueron campeonas nacionales durante 11 años.
Ora Washington dejó y volvió al tenis varias veces. Se retiró a los 38 años en 1937 tras ganar el ATA, pero volvió para ganarle a Flora Lomax, una prominente tenista con la que mantuvo un duelo mediático. Siguió jugando dobles hasta los 50, en 1948. Su último título fue en dobles ese año contra una tal Althea Gibson de 19 años. Esa chica sería la primera mujer negra en ganar el US Open.
Al básquetbol ya lo había dejado antes, en 1942. A diferencia de las atletas exitosas de hoy, como Serena Williams o Naomi Osaka, el deporte nunca le permitió a Washington vivir de su talento. Siempre siguió trabajando como servicio doméstico, hasta el final de sus días.
Olvidada por su color de piel y orientación sexual
Una de las razones por las que su historia quedó en el olvido durante mucho tiempo fue, además de su color de piel, su orientación sexual. «Mi tía era homosexual. Imagino que los que sabían redujeron sus éxitos cuando era la mejor. Incluso dentro de la comunidad negra. La adoraban como jugadora, pero se rehusaban a reconocerla por su sexualidad», dijo Gregory Price, uno de sus sobrinos, a la BBC durante un reconstrucción de la historia de Ora Washington.
«Estaba envejeciendo y en mal estado de salud. Era posiblemente la mejor atleta de la primera mitad del siglo XX y estaba trabajando como servicio doméstico. Estaba triste, quería ser reconocida por su talento», dijo Len Lear, periodista que la entrevistó ya en su ocaso, en 1969.
Triste final
En 1976 el Salón de la Fama para Atletas Negros la eligió para incluirla y homenajear su carrera. Pero en la ceremonia pidieron disculpas porque no la pudieron encontrar. El anillo de oro y la medalla que debía recibir fueron devueltos a las oficinas del Salón de la Fama en Nueva York. «Su paradero sigue siendo un misterio», escribieron los periódicos al día siguiente. Había muerto hace cinco años y nadie se había enterado.