El día que Rafa Nadal pensó cambiar el tenis por el golf
Si hay alguien que supo luchar y derrotar a los contratiempos físicos es Rafael Nadal. El español nos regaló una carrera brillante que sigue destacándose en los courts de todo el mundo. Un tremendo competidor que siempre supo sortear los imprevistos por más duros que hayan sido.
Pero sin duda, el momento más difícil de su carrera fue cuando le detectaron una lesión congénita en su pie izquierdo. Desde que era un niño Nadal ha dedicado su vida al deporte y por esta lesión vio peligrar su futuro deportivo. Fue en 2005, después de conseguir una victoria frente al croata Iván Ljubicic, en la final del Masters 1000 de Madrid, en la Caja Mágica, cuando le diagnosticaron una lesión en un pequeño hueso de su pie, el escafoides del tarso. “El diagnóstico fue como un tiro en la cabeza y me dejó sin apetito por la vida”, confiesa.
En ese momento, se planteó dejar el tenis y dedicarse a jugar al golf. Pero gracias a un calzado especial, a los cuidados de fisioterapeutas y al entrenamiento consiguió seguir adelante con su sueño y unos años más tarde consiguió proclamarse número uno del mundo. «El hueso aún me duele. Permanece bajo control, pero nunca podemos bajar la guardia», dice Rafa.
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