Sabalenka, irónica: «Si los ucranianos se sienten mejor odiándome, me alegra ayudarlos»

Aryna Sabalenka es una de las mejores tenistas del mundo. Pero en las últimas semanas ha sido protagonista involuntaria por la Guerra en Ucrania. La bielorrusa se manifestó a favor de la paz cuando fue consultada por la guerra, pero nunca criticó abiertamente al Gobierno de su país, liderado por Aleksandr Lukashenko. Justamente el mandamás habló de Aryna en un evento reciente en el que la elogió y afirmó que sigue siendo una embajadora del país pese a competir bajo bandera neutral por las sanciones debido a la invasión rusa en Ucrania. Sabalenka sigue recibiendo críticas. Y volvió a hablar del tema, aunque en un tono algo irónico.

«Definitivamente se siente muy raro y siento el odio de algunas personas. Pero no le he hecho nada malo a Ucrania y no hice nada», dijo Sabalenka durante el WTA de Stuttgart, donde este miércoles debutó con triunfo ante Barbora Krejcikova. «A algunas personas no les gusto solo porque nací en Bielorrusia. Es como si fuera su decisión, y no puedo controlar eso. Sí, no es el mejor sentimiento ser odiado por la gente básicamente por nada, pero es así», manifestó Sabalenka.

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Sabalenka y los dichos de Lukashenko

La campeona del Abierto de Australia fue consultada por los dichos de Lukashenko y aseguró que el presidente de su país no la beneficia con sus comentarios. «Estoy bastante seguro de que no está ayudando», dijo Aryna. Aunque optó por distanciarse de la política. «No sé. No sé qué decir, porque de nuevo, puede comentar mi juego. Pero no tengo nada que ver con la política. Solo soy una atleta, sí, de Bielorrusia. Y solo intento dar lo mejor de mí en mi deporte».

«Solo trato de concentrarme en mí misma», insistió Sabalenka. Aunque al ser consultada por los mensajes de odio que recibe por parte de ucranianos, contestó con ironía. «Si los ucranianos me odian más después de su discurso, entonces, ¿qué puedo hacer? Si se sienten mejor al odiarme, estoy feliz de ayudarlos con eso. Pueden hacerlo». Aryna insistió de todos modos con un mensaje de paz. «Si pudiera detener la guerra, lo haría. Pero desafortunadamente no está en mis manos y no está bajo mi control».